POR YAIDIMA DÍAZ GÓMEZ
Habito una ciudad. Un paraje que por estos tiempos se ha convertido en sitio idílico para un romance. No hablo de amor carnal, sino de ese que desborda pasiones por la vida, por vivir. Habito una tierra fértil, atravesada por varios ríos y enlazada por disímiles puentes. Habito en mi Matanzas, urbe rica en cultura y primera ciudad moderna de Cuba.
Moderna, pero longeva. Con portalones que dejan entrever tarjas con nombres como José White, José Jacinto Milanés, Miguel Faílde, Carilda Oliver Labra, entre muchos otros que nos han prestigiado a nivel internacional. Hoy remozada, llena de luces que aportan mucho al neoclasicismo de sus construcciones. Diversa, combinada… amo mi ciudad, y qué mejor día que hoy para exponerlo.
Precisamente, cada 31 de octubre, desde el 2014, se celebra el Día Mundial de las Ciudades, decretado por la Asamblea General de la ONU. Y se convierte así la fecha en momento propicio para hacer un llamado a los Gobiernos, a los Estados y a los habitantes del Planeta a planificar la ampliación de las ciudades en consonancia con un desarrollo sostenible y así evitar la proliferación de barrios marginales, mejorar el acceso a los servicios urbanos básicos, favorecer las políticas de viviendas inclusivas, aumentar las posibilidades de empleo y crear unas condiciones de vida seguras y saludables.
Muchos son los retos que enfrentan las ciudades: congestión, contaminación, falta de fondos para dotarlas de servicios básicos, escasez de vivienda y deterioro de las infraestructuras. De nosotros depende preservarlas, cuidarlas, mejorarlas y convertirlas en zonas resilentes.
Prueba de que con esfuerzo y tesón se logran muchas cosas es Matanzas. Este 31 de octubres, los matanceros tendremos más de 325 motivos para sentirnos orgullosos y pasear por Narváez con la tranquilidad de poder cantar: esta es mi ciudad y me sienta bien…