POR GABRIEL TORRES RODRÍGUEZ
La ciencia es la herramienta que el ser humano ha creado tanto para comprender el mundo que le rodea, como para aplicar esos conocimientos en su beneficio. Los avances científicos le permiten al hombre hallar soluciones a los múltiples desafíos a los que se enfrenta, en pos de construir un futuro sostenible. La ciencia también tiene un papel en la construcción de la paz, al fomentar la cooperación internacional y los avances científicos para aliviar dolencias y generar oportunidades.
En este contexto, cada año, el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, instituido el 2 de noviembre de 2001 durante la celebración de la Conferencia General de la Unesco mediante la Resolución 31C/20, promueve que los ciudadanos estén informados sobre los avances científicos, creando sociedades más sostenibles, al tiempo que favorece la comprensión sobre la fragilidad del planeta en el que vivimos.
La fecha, que se celebra cada 10 de noviembre, este 2018 conmemora el 70º aniversario de la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en concreto, el derecho a la ciencia, como se recoge en el artículo 27 de la declaración, así como la Recomendación sobre la Ciencia y los Investigadores Científicos. Asimismo insta a reconocer que todo el mundo tiene derecho a participar de la ciencia y a beneficiarse de ella.
En el tradicional mensaje que emite la agencia de la ONU con motivo de la celebración, la directora general Audrey Azoulay, hizo referencia a que «los asombrosos progresos realizados por la ciencia en los últimos decenios han cambiado nuestras vidas. Actualmente las ciencias y sus innumerables aplicaciones determinan todos los aspectos de la vida humana. Las innovaciones resultantes representan una oportunidad para el desarrollo de nuestras sociedades. Mejoran nuestro bienestar, facilitan la vida diaria, superan fronteras que parecían infranqueables en los ámbitos de la medicina, el transporte, la comunicación y el intercambio de conocimientos y son un motor de crecimiento y riqueza.»
No obstante, alertó sobre como «las políticas públicas deben fomentar una mayor inclusión de los grupos de personas que actualmente son minoritarias en los círculos científicos. En particular, las mujeres están insuficientemente representadas en las denominadas disciplinas STEM —ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas— y representan solo el 30% de los investigadores en el mundo de hoy.»
En Cuba, por ejemplo, como destaca un artículo del Dr. Victor Rene Navarro Machado, «los científicos han vivido totalmente inmersos en la sociedad de su tiempo, preocupados por su propia subsistencia, por sus familias o por los problemas políticos del momento. En la historia son reducidos los casos que han dispuesto de un patrimonio familiar para la actividad científica. Su rasgo común es que la ciencia en sus vidas ha sido más que una pasión, una dedicación, y el acceso al conocimiento un sacrificio permanente. La forma en que se desarrolla la labor científica en la mayoría de los espacios, muchas veces con varias actividades al unísono y con escasos recursos, hacen necesario reconocer el esfuerzo de los científicos cubanos.»
El también profesor de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos destaca asimismo que «Cuba ha puesto el conocimiento en las masas. La evidencia es la campaña de alfabetización en 1961 y el movimiento del Forum de Ciencia y Técnica. Pensar en la ciencia como elemento de desarrollo, se materializa en la conformación del polo científico biotecnológico, aún en los años más crudos del período especial. En 1990 declaraba Fidel que (…) «la independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo, la independencia depende del desarrollo, la independencia depende de la tecnología», depende de la ciencia en el mundo de hoy”. Lo anterior muestra que la voluntad política juega un peso fundamental en el uso de la ciencia para el desarrollo, y la continuidad lineal histórica de la estrategia, está integrada en los objetivos de trabajo que parten de los lineamientos de la política socio-económica del país para los próximos años.»