POR ANET MARTÍNEZ SUÁREZ
Apenas se asomaban los primeros rayos del sol y el abuelo levantaba a toda la familia con un toque en la puerta. Llegaba la hora de ponerse el uniforme, ajustarse la pañoleta, salir de casa para saludar a los vecinosy entrar al colegio electoral.
En aquel momento no tenía la noción de que ya éramos testigos de un proceso transparente que traía consigo el compromiso y la voluntad personal de muchos. Casi todos tuvimos la oportunidad de cuidar una urna hasta marcar con una cruz el nombre de quien nos representaría como genuina expresión de democracia
Dentro de aproximadamente un mes, volveremos a las urnas a ser testigos de un hecho histórico: votar en Referendo para respaldar la nueva Carta Magna cubana, que luego formará parte de los libros de historia que le darán continuidad a las redactadas desde el inicio de las luchas independentistas.
El Artículo 162 de la referida norma jurídica dispone que por medio del referendo que convoca la Asamblea Nacional del Poder Popular, los ciudadanos con derecho electoral expresan si ratifican o no los proyectos de leyes de Reforma Constitucional, para que puedan entrar en vigor. Para llevarlo a efecto se emplean boletas que expresan el asunto a consulta.
El texto que se propone incluye alrededor de 760 cambios, entre adiciones y eliminaciones de artículos, frases y palabras con respecto al Proyecto que fue sometido a consulta popular entre el 13 de agosto y el 15 de noviembre de 2018.
La nueva Constitución ganó en calidad en su confección y contenido, al enriquecerse con las propuestas emanadas del pueblo. Cada cubano, incluso, residente en el exterior, tuvo la oportunidad de opinar y sugerir modificaciones desde una simple palabra o frase hasta la incorporación de un párrafo o artículo completo a partir de sus vivencias en el barrio, un centro de estudio, el mercado agropecuario o el campo.
Gran parte de las propuestas tipo recibidas fueron incluidas de forma directa, sin embargo, otras estaban contempladas de alguna manera en el proyecto, y una cifra considerable se tendrá en cuenta en procesos legislativos posteriores.
No cabe dudas de que la amplia participación popular reflejó la preparación cultural y
política, la identificación mayoritaria con el perfeccionamiento de la sociedad cuando en
ocasiones invadían gestos de apatía, formalismo y falta de participación.
Hasta el momento este proceso enfrenta varios retos entre ellos sobresale el hecho de analizar el nuevo texto para participar de forma activa en el Referendo, además de capacitar debidamente a los integrantes de las comisiones electorales encargados de organizar, dirigir y validar el sufragio.
La oportunidad única de ser testigos de este proceso resulta, además, el motor impulsor en pos de adquirir una mayor cultura jurídica, pues se trata de no engavetar la Carta Magna si no de dominarla para cumplirla con civismo y respeto a las normativas tanto por parte de la ciudadanía como por la institucionalidad.
El próximo 24 de febrero como bien afirman los expertos en el tema será la “prueba de fuego”, donde el pueblo demostrará, una vez más, su madurez política, y será el reinicio de una construcción colectiva con las futuras transformaciones.
No será un domingo cualquiera, la familia nuevamente se movilizará. Ya estarán activa-
das todas las mesas y se procederá en cada barrio a responder la siguiente interrogante: “¿Ratifica usted la nueva Constitución de la República?” Con solo una cruz seremos fieles a las tradiciones de lucha y a un texto que redactamos juntos, muestra de que se construye un país “con todos y para el bien de todos”, como lo soñó José Martí.