La ciencia ¿solo para hombres?

POR ANET MARTÍNEZ SUÁREZ

NIÑA

Si preguntaran a una niña qué quiere ser en el futuro de seguro saltarán un grupo considerable de profesiones u oficios, sobre todo porque en esas edades uno comienza a soñar en grande y no tiene bien definida la vocación, pero probablemente dentro de ese enorme listado de sueños por conquistar no esté la palabra científica.

Recuerdo a mi vecinita Tania, un día era cocinera, al siguiente bailarina y poco después maestra. Sin embargo su rol preferido era el de ser detective. En las tardes, cuando terminaba las tareas escolares se le veía caminar el jardín de su casa muy dispuesta con una pequeña caja donde guardaba todo tipo de evidencias: cordones de zapatos, ligas de colores, unos escarabajos y un poco de tierra en un nailon.

Uno de esos días en que conversaba con ella y ponía a prueba su imaginación se me ocurrió preguntarle si quería ser científica. Mientras seguía a través de una lupa las huellas de su mascota, el perro Lunar, me contestó muy afligida: Qué va, eso es para varones y no soy buena en Matemáticas.

Especialistas afirman que la escasa visibilidad de la mujer científica en la sociedad, así como la existencia de estereotipos en la escuela y al interior de la familia resultan algunos de los factores que provocan la pérdida de interés en las ciencias por parte de niñas y jóvenes.

NIÑAS 2

Las cifras hablan por sí mismas. A nivel global solo un 7% de las menores creen que tendrán una profesión relacionada con la ciencia, según datos publicados por la revista digital Muy Interesante. Y pese a que la presencia de mujeres en estudios universitarios aumenta, todavía se encuentran insuficientemente representadas en estos campos.

La matrícula de estudiantes femeninas es baja en tecnología de la información y las comunicaciones, ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, y en las ingenierías. Además casi un 70% de las jóvenes tienen miedo de que las matemáticas sean muy difíciles o de que vayan a sacar malas notas en estas asignaturas. En la actualidad, según datos de la Unesco menos del 30% de los investigadores son mujeres.

La brecha de género en los sectores de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas persiste en el tiempo. Si bien en la última década la comunidad internacional ha impulsado la participación de mujeres y niñas en la ciencia, aun encuentran obstáculos, desde los más sutiles, que impiden involucrarse completamente en esta disciplina.

Cuba representa un ejemplo ante el mundo en materia de empoderamiento de las mujeres en este sector. Para hacer visible el trabajo de las científicas cubanas, la delegación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en la provincia de Matanzas desarrolla un grupo de iniciativas de forma anual, por ejemplo, el otorgamiento de los Premios Citma y el Premio a la Innovación.

Durante la última cita sobresalieron nombres de mujeres investigadoras de la Estación de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, la Universidad de Matanzas, la Unidad Científica Tecnológica de Base Jagüey Grande y el Centro Meteorológico Provincial de Matanzas.

Como una forma de eliminar la brecha también se realizan talleres en muchas ocasiones protagonizados por reconocidas estudiosas en escuelas, museos, centros culturales, universidades y centros de investigación, bibliotecas y otros sitios emblemáticos.

Para romper las principales barreras que existen desde edades tempranas, el Citma fomenta la vocación investigadora en las niñas a través de la creación de roles mediante charlas, actuaciones, concursos, exposiciones y encuentros con científicos y científicas.

Entre las principales actividades destaca el certamen de artes plásticas dedicado a niños y adolescentes denominado La ciencia y yo, el evento Citma-Juega con pioneros de los diferentes círculos de interés y la feria de ciencia recreativa efectuada de forma bianual en el evento InnovaMatanzas, una manera atractiva de popularizar la ciencia.

Pero más allá de la labor institucional, profesores, padres y madres juegan un rol determinante con los mensajes que diariamente transmiten a sus hijos. Ellos deben apoyar las vocaciones y no cortar las alas de la imaginación, incluso cuando se trata de jugar a ser exploradoras e investigadoras en el caso de las féminas.

Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y no es por gusto. Fue proclamado en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de reconocer el papel clave que el género femenino desempeña en la comunidad científica y tecnológica.

Sin embargo, los esfuerzos por lograr el acceso y la participación plena de las mujeres en las actividades científicas no son cuestión de un día o una fecha, nos corresponde a todos involucrarnos como una forma de lograr la igualdad de género y el empoderamiento de este grupo.

 

 

 

 

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