POR VENTURA DE JESÚS (GRANMA)

Eludir las indisciplinas tecnológicas y garantizar la base alimentaria y las condiciones para el ganado son necesarios para remontar la difícil situación que presenta la empresa. Foto: Ventura de Jesús García
No fueron pocas las señales de problemas en el «ADN de la eficiencia» en la Empresa Pecuaria Genética de Matanzas, donde la inestabilidad en la base alimentaria y el escaso suministro de agua, motivado por el deterioro del sistema de bombeo y abasto, con más de 40 años de explotación, creaban altibajos en la producción.
Tres años de incumplimiento del plan de entrega de leche, que llegó incluso a ser de tan solo 12 000 litros diarios, apenas un tercio de sus potencialidades, era una de las cifras más elocuentes de la necesidad del cambio en una institución donde morían más de 400 animales por mes. Esa lamentable realidad golpeó el plan y afectó el salario de los trabajadores y, por consiguiente, impactó en la fluctuación laboral.
Ese fue el escenario que encontró la segunda visita gubernamental al territorio, a finales de abril pasado, ocasión que aprovechó el Presidente Miguel Díaz-Canel para intercambiar con directivos y trabajadores, porque sin duda alguna en las fuerzas propias estaba la base para la transformación.
Un ejemplo concreto es que, entre una vaquería y otra, de las más de 180 instalaciones que intregran la empresa, y entre unos productores y otros, había resultados diferentes, a pesar de que las condiciones adversas eran similares para todos. Había entonces que atender mejor la masa ganadera, y para ello lo primero era reforzar la base alimentaria con medios y recursos propios, como señaló el Presidente.

Más de 10 000 animales reciben el agua por pipas, lo cual no cubre todas las necesidades de la masa vacuna, en particular de las vacas en ordeño, y genera muchos gastos. Foto: Ventura de Jesús García
SALIR DEL MAL MOMENTO, A PESAR DEL AGUA
El colectivo de la entidad matancera se empeña a diario en salir del mal momento. El énfasis está en la producción de leche, la razón esencial por la cual Fidel fundó esa empresa en 1970, además para lograr de una raza netamente cubana de ganado vacuno.
La Genética es una de las principales estructuras productivas de la agricultura en la provincia y, como tal, está llamada a tener mayor protagonismo en el ámbito matancero y, con su aporte, demostrar la validez de la empresa estatal socialista, «el eslabón esencial y actor más importante del modelo económico cubano».
Es la entidad más grande de su tipo en el país, con unas 34 000 hectáreas, dispone de 284 instalaciones (186 vaquerías) y alrededor de 30 000 cabezas de ganado.
Con ese arsenal, y con todos sus trabajadores cuenta para revertir la situación, y aunque ya es insalvable el cumplimiento del plan anual de poco más de 11 millones de litros de leche, la Empresa retomó un paso esperanzador y a la vuelta de dos meses de la visita duplicó la producción de este renglón, disminuyó los índices de mortalidad y ha hecho visible una cierta recuperación del ganado en desarrollo.
Ya le dimos un vuelco a la situación e impusimos un ritmo que debe marcar el paso en lo que resta de 2019, estimó Jorge Luis Marrero, director de la Genética, quien ve la entrada de 33 nuevos tractores como un decisivo auxilio para ampliar el programa de siembra de pastos y forrajes, de cara a la tan buscada autosuficiencia alimentaria, que comprende un volumen considerable de plantas proteicas.
Sin embargo, el talón de Aquiles sigue siendo el agua, pues el deterioro del sistema de bombeo y de las redes hidráulicas continúa castigando los resultados.
Desde hace unos seis meses el abasto de agua a más de 10 000 animales es por medio de pipas, lo cual no cubre todas las necesidades de la masa vacuna, en particular de las vacas en ordeño, y genera más gastos.
El problema resulta complejo en la UEB Súper Vaca, donde el equipo de bombeo en uso no tiene la capacidad necesaria para conducir el líquido a las unidades ubicadas en los sitios más altos.
Iván Benítez, uno de los vaqueros de la zona, asegura que cuando la vaca no toma el agua necesaria (unos cien litros por día) se afecta la producción de leche y la calidad de la misma.
«Desde el mes de noviembre aquí falta el agua que viene por la tubería. La pipa no siempre llega a la misma hora y a veces cuando las vacas regresan del potrero, todavía no hay agua en los bebederos».
Observa que esa situación les hace un hueco en el plan y en el bolsillo de la gente. «En esta vaquería sacábamos 700 litros y ahora estamos en 400, es decir, madrugamos y trabajamos por la mitad del salario».
De las 43 unidades de dicha UEB un total de 17 reciben el agua por pipas y, según José Montalván, jefe de Producción, en ese trasiego consumen alrededor de 250 litros de combustible cada día.
LA GANANCIA ESTÁ EN LA EFICIENCIA
El panorama ya es menos engorroso en la Genética tras la solución de la máquina para el rebombeo en la zona de Triunvirato, con lo cual hay garantía para llevar el agua a 30 vaquerías que con anterioridad se abastecían con pipas.
A juicio de Isis Hernández Echeverría, especialista que atiende el área de Riego y abasto, el sistema de bombeo y de redes de la Empresa, del cual se benefician además unas 15 000 personas, está muy deteriorado y requiere de una inversión capital. Pero mientras no llegue el cambio, debemos utilizar las variantes más favorables, dijo.
Comentó Luis Marrero que esta situación obliga a los trabajadores, y especialmente a los vaqueros, a ser más eficaces en el manejo de los animales y a adoptar medidas adicionales para aminorar la afectación de las vacas en ordeño.
Sabe que es vital, además, eludir las indisciplinas tecnológicas, disminuir el número de hectáreas infectadas de marabú y que en cada unidad se haga todo lo posible por reforzar la base alimentaria con medios y recursos propios.
Según Jesús Alfonso, jefe de Veterinaria, el trabajo es duro y continuo, y la Empresa saldrá poco a poco del mal momento si aprovecha la experiencia de los más avezados vaqueros, incrementa la siembra de pastos y forrajes, da prioridad al ganado de desarrollo y se prepara desde ahora para enfrentar el próximo periodo de sequía.
Esas fueron también algunas de las claves recordadas por el Presidente en el intercambio con los trabajadores, a quienes llamó a rescatar la cultura genética como esencia misma de la empresa, además de socializar experiencias positivas y trabajar con todas las alternativas e iniciativas. Fomentar la producción de pienso nacional e incorporar las experiencias del programa Sierra Maestra, con las plantas de alto valor proteico, es otro eslabón importante en un sector que favorece el encadenamiento productivo con otras industrias y propicia la sustitución de importaciones.
Queda entonces apelar a todas las reservas para remontar la diferencia en el plan y crecer desde la eficiencia, como reconoció Jesús Alfonso, quien considera que eso es lo más atinado ahora que en la Genética tienen menos vacas en ordeño. Para ello cuentan, sin lugar a duda, con el esfuerzo de esos hombres y mujeres que se levantan a las dos de la mañana, todos los días, a producir.