POR MAGDA SALLO GARCÍA
Quiso marcharse así muy tranquila, quiso que nadie apenas se diera cuenta que saldría su cuerpo de la casa de su vida, Tirry 81, el 29 de agosto ( hace hoy un año), la novia de Matanzas cerró las ventanas de sus tertulias donde tantos amigos solían descargar con ella un manantial de amor entre canciones y poesías.
Carilda Oliver Labra se talló en el corazón los puentes, los ríos, los montes, la bahía, la gente de su ciudad. Se hizo querer con devoción por todos, se hizo enigmática ante los ojos de todos, solo había que decir su nombre y nadie equivocaba la brújula que lo llevaría a la Atenas de Cuba.
La última semana de agosto suele ser muy agitada en Matanzas. Casi es el final de las vacaciones y todos quieren exprimir hasta el último poquito para hacer aquello que después no podrá por falta de tiempo, además hay algo que distingue esta ciudad en estos últimos días del octavo mes y son los carnavales, la mayoría no piensa en otra cosa que en guarachar con amigos, con la familia, en un ambiente completamente de expansión, pero a pesar de ese relax que nos saca de la cotidianidad, muchos la tendrán presente en la memoria, muchos, más allá incluso de la frontera matancera dedicarán un pensamiento lleno de amor y leerán quizás estos versos dedicados a su amada Matanzas:
“…Sé quieta, sé solidaria,
sé amiga de la marea;
sueña, sueña que pasea
Plácido con su Plegaria.
Sé buena, sé legendaria;
oye un violín al revés,
oye el silencio; tal vez
cuando suena así la brisa
está llorando por Isa
el alma de Milanés.