POR ARLETIS ARANGO OÑA
“¿Cuándo olvidaré el rostro de Gómez, sudoroso y valiente, y enternecido, cuando subía las lomas resbaladizas, las pendientes de breñas, los ríos a la cintura, con el rifle y revólver y machete y las doscientas cápsulas, y el jolongo al hombro? Y cuando a sus espaldas doy su jolongo al práctico, él me quita mi rifle, y sigue cuesta arriba con el mío y el suyo. Nos vamos halando, hasta lo alto de los repechos. Nos caemos riendo”, escribió José Martí al referirse a Máximo Gómez en carta a Gonzalo de Quesada y a Benjamín Guerra.
¿Y cómo olvidar la valentía y el amor por este país de un revolucionario, que sin nacer en esta tierra demostró la pasión por la libertad y la independencia?
El 18 de noviembre de 1836 nació en República Dominicana, Máximo Gómez Báez, patriota que legó un profundo pensamiento político militar, un hombre de reconocida honradez, y un soldado de las causas justas al servicio de Cuba.
La historia lo reverencia gracias a sus dotes militares. Brillantes resultaron sus campañas durante las cuales introdujo las cargas al machete como armas para enfrentar a las tropas españolas, y desarrolló proezas como la de conducir junto a Antonio Maceo, la invasión de Oriente a Occidente y la campaña circular.
Este año celebramos su natalicio 183 rindiéndole un homenaje a sus estrategias para la victoria y convicciones revolucionarias.