POR AYOSE GARCÍA NARANJO

Liliam Padrón no resistió la tentación de versionar la Consagración de la Primavera, un ballet y obra de concierto orquestal del compositor ruso Ígor Stravinski.
La reconocida compañía matancera Danza Espiral presentó la obra “La consagración de la primavera” en el Teatro Sauto, donde los asistentes presenciaron una de las piezas más valoradas del repertorio musical y dancístico de la agrupación.
La puesta en escena representa en gran medida una apropiación de la mezcla de Stravinski y Nijinski que fusionan el riquísimo mestizaje cubano, y a lo largo de la presentación se escucha con notable armonía la sonoridad del músico ruso junto a tambores rituales que son percutidos en vivo.
Luego de 31 años y con un elenco renovado, Liliam Padrón regresó al Sauto con una obra que ha marcado el devenir de la agrupación y forma parte de la pasión de la directora por montar espectáculos partiendo de las obras literarias.

La coreógrafa concibió su pieza a partir de la pluralidad y fusión de varios referentes culturales.

En su Consagración participan apenas cinco bailarines, incluida ella.

El montaje explora también ciertos referentes literarios como la novela homónima de Alejo Carpentier.

La certeza de cada movimiento caracterizó la presentación de la compañía en el Sauto.

La música afrocubana constituyó un componente esencial de la puesta en escena.

“Utilizo texto de la obra original, trato de vincularla con mi realidad, con Matanzas”, aseguró Liliam Padrón.

Después de 31 años la Compañía Danza Espiral regresó al Teatro Sauto.

Aunque la obra siempre sea la misma, el conjunto teatral se empeña en renovarse durante cada presentación.

Ha sido arduo este trabajo donde se suman sombras chinescas, transparencias, que son cortinas donde se proyectan, y al mismo tiempo, se abren y cierran.