POR AYOSE GARCIA NARANJO
El espectáculo Oriki Obatalá constituye un canto por la paz universal.
Con la puesta en escena del espectáculo Oriki Obatalá, protagonizado por el Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, los asistentes al Teatro Sauto presenciaron un auténtico canto a la paz entre los pueblos del mundo.
A lo largo de la obra se demuestran los aportes que la tradición lucumí ha realizado a la cultura material y espiritual del pueblo cubano, elementos que en la actualidad constituyen referentes indispensables de nuestra identidad. Durante la gala se combinan textos poéticos, la obra Danza de Rompimiento y cantos de gran belleza dedicados a Obatalá, símbolo de la armonía universal.
El espectáculo estuvo dedicado a Carlota Teresa Polledo Noriega, rumbera, cantante, bailarina y compositora de la familia Villamil, de Velarde, La Marina y descendiente directa de Carlota Lucumí. Ella fue figura emblemática en el quehacer de la compañía.
La obra se demuestra los aportes la tradición lucumí en la conformación de nuestra identidad nacional.
Se combinaron textos poéticos con cantos de gran belleza dedicados a Obatalá.
El espectáculo estuvo dedicado a Carlota Teresa Polledo, figura emblemática en el quehacer de la compañía.
La excelencia de las coreografías definió todo el espectáculo.
La agrupación danzaria ha cultivado durante más de cincuenta años el folclore cubano.
En la obra se aprecia una gran efectividad escénica y estética.
El Conjunto, fundado a principios de 1962, se propuso desde sus inicios contribuir al rescate de las raíces danzarias y musicales cubanas.
Matanzas, Varadero y más... 