HeberFERON: Por una piel más sana

POR AIDA SOTOLONGO GONZÁLEZ Y ANET MARTÍNEZ SUÁREZ

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Antonio Arturo Calzada Her­nández luego de la jubilación se mantiene útil a la sociedad como asesor jurídico y ha mejorado su calidad de vida con la aplicación del HeberFERON, fármaco cubano para el tratamiento del carcinoma basocelular (CBC).

“Hace años noté que tenía problemas en la piel, me detectaron varios carcinomas y tuve que operarme cuatro veces, pero se volvían a reproducir. Cuando se presentó  la oportunidad de seguir el ciclo de HeberFERON la mayoría fueron eliminados y los otros se operaron sin complejidad, mejoré considerablemente”, cuenta el matancero.

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La labor del equipo multidisciplinario provincial, que atiende el programa de HeberFERON, conformado por la doctora Yisel Piña, el doctor José Piña, la oncóloga Claudia Montes de Oca y la licenciada Alina Alapón, tiene un favorable impacto en la calidad de vida de los pacientes.

El adulto mayor concluyó hace poco el plan que logró que desapareciera de la frente una lesión de más de seis años. Con cierto alivio destaca que “el cambio se aprecia a simple vista”, pues el tumor había crecido y se ubicaba en una zona muy sensible.

Aunque el CBC no es el de mayor mortalidad dentro de los tipos de cáncer de piel, sí es el de mayor incidencia en la población cubana y mundial, por tanto, el nuevo producto constituye una alternativa muy eficaz para su tratamiento.

La aplicación del fármaco en la provincia de Matanzas, iniciada en 2017, en el hospital Faustino Pérez y en Colón, se ha extendido a Cár­de­nas, Jagüey Grande, Perico, Ca­li­­me­te, Martí y Unión de Reyes, con la incorporación este año de los tres últimos.

CBC, ¿EN QUé CONSISTE?

El CBC, explica la doctora Yisel Pi­ña Rodríguez, especialista de Se­gundo Grado en Dermatología, es un tumor epitelial no melanocítico, menos agresivo, pues no se reportan casos de metástasis, pero sí muy destructivo de manera local.

“Estas formaciones aparecen en las áreas del cuerpo expuestas al sol, dentro de ellas la cara, y en esa zona la más frecuente es la nariz, le siguen las regiones auriculares y los pómulos. Al no poner en riesgo la vida, la persona a veces no le da mucha importancia, y con el tiempo puede crecer de forma incontrolada y producir deformidades afectando la estética”, refiere la experta.

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Entre una y tres semanas de tratamiento, el HeberFERON elimina o reduce los carcinomas basocelulares de cualquier subtipo, tamaño y localización.

La intervención quirúrgica, co­mo solución a la dolencia, compromete muchas veces algunas zonas del rostro o el tratamiento oncológico a realizar suele ser más violento, precisa Piña Rodríguez, por lo tanto, el HeberFERON, compuesto por una mezcla de In­terferón alfa 2b y gamma, ha salvado a muchos pacientes de someterse a complejos procesos y mutilaciones.

“Este fármaco ha venido a revolucionar la terapéutica porque unas infiltraciones perilesionales, es decir, alrededor del tumor, inhiben el crecimiento tumoral y eliminan o reducen las lesiones, incluso, aquellas en estadios avanzados, ade­más con una excelente respuesta estética”, detalla la doctora.

Según la también Coordinadora provincial del Grupo de trabajo He­berFERON, desde 2017 hasta la fecha más de 500 matanceros recibieron los be­neficios del medicamento y en 2018, de 171 personas tratadas se evitaron 61 mutilaciones.

“Las respuestas completas predominan, se ha logrado la cura total sin necesidad de cirugía. Cuando las lesiones no desaparecen, su diámetro disminuye más del 30 por ciento, entonces el aquejado puede recibir un nuevo ciclo o una pequeña cirugía”, añade.

PREVENIR, LA MEJOR CURA

Para Manuel Delgado, habitante de Versalles, el desarrollo de un CBC en el pecho fue también motivo de incomodidad y preocupación. Hoy el personal capacitado apli­ca las inyecciones necesarias con resultados positivos.

La aparición de la enfermedad tiene un alto impacto psicológico para el paciente, de ahí que la prevención de una de las principales causas: la exposición excesiva a la radiación ultravioleta resulta fundamental.

A decir de Piña Rodríguez las ra­diaciones más intensas se reciben en los primeros 15 años de vi­da, pero los daños se comienzan a expre­sar después de la tercera dé­cada. Por eso la mayor parte de los casos se reportan después de los 40 años.

No obstante, señala que la edad de aparición ha ido disminuyendo, pues actualmente han atendido a jóvenes de más de 20 y 30 años que ya presentan estos carcinomas, debido al factor ambiental.

También resalta que la población de piel blanca, de ojos y cabellos claros tiene mayor posibilidad de desarrollar un CBC.

De ahí la necesidad de una cultura de fotoprotección. Aunque ya se ha avanzado en este sentido, re­sulta necesario incrementar las me­didas entre ellas, el uso de sombrillas, gorras, protectores solares y ga­fas en épocas de verano, así co­mo el diagnóstico temprano de las lesiones por parte de los diferentes niveles de atención de salud.

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