El que no calla: Cuando brota un manantial…

DSCN6762-300x225POR FERNANDO LÓPEZ DUARTE

Con la venia de Ulises Rodríguez Febles, amigo, dramaturgo, y colega además, que no ha dejado morir este espacio, me acercaré a lo que hoy denominan cultura de barrio, esa donde los vecinos disfrutan de una propuesta artística de calidad, despojada de alcohol y con el designio de divertirse todos en horario nocturno y a calle cerrada.

Durante cuatro sábados continuos, a propósito de la XIII Bienal de La Habana, y en apoyo a la subsede matancera cuyo nombre –Ríos Intermitentes– no pudo ser más elocuente, la neopoblana calle de Santa Rita, entre San Ignacio y San Cristóbal, acogió la
peña El agua del Pompón. Justo a las nueve, en total complicidad con el respetable, su anfitrión Lázaro Marrero Carriera, devenido mecenas cultural, a quien las autoridades del sector y del propio Gobierno local debieran tener más en cuenta, dado su filantrópico empeño, condujo al estrado a su invitada de honor, la actriz y locutora Magaly Bernal, Premio Nacional de Radio 2018.

Lazarito, dotado de un magnífico “olfato intuitivo”, a más de adoptar poses de serio investigador, condujo a la Bernal por los senderos del recuerdo y la nostalgia, de sus orígenes allá en el barrio de Bachiche, cuando con solo 10 años interpretaba canciones en la barbería de Geordano (Álvarez y San Gabriel). «Muchas veces canté en ese lugar e integré el trío Castillo. Fue mi debut, además de los estudios de piano hasta segundo año».

Confesó que la actuación llegó después, junto a la inolvidable Xiomara Fernández, su prima hermana, de quien afirma aprendió mucho.

Para los matanceros no es secreto que Magaly se apropia de una vis cómica inigualable. Trasladó a los presentes, de esa manera, cómo por su corta edad (13 años) no le podían pagar, y así se enroló en calidad de utilera en la obra Contigo pan y cebolla, de Héctor Quintero.

Ser soprano, dijo, le hubiera gustado, mas tuvo la oportunidad de integrar el grupo Los Astros, fundado en 1977 por el guitarrista Raúl Valdés. Pero Lazarito reservó para este instante un golpe de efecto a la nostalgia, a los sentimientos de su invitada, cuando se escuchó en off a Urbino Amaya Acosta, exvocalista de Los Astros y compañero de Magaly en Radio 26 durante años. «Es una actriz integral, que tiene el don de ser una persona excelente», confesó el entrevistado.

Muy bien hilvanado por la comicidad del joven Alejandro Boffil, se supo de la obra de la invitada principal en los programas La abuelita Tita, El Fonógrafo o los de corte rural.

No menos trascendente resultaron las presentaciones de Valentín Díaz, colega de la homenajeada, de la agrupación musical La Raza, surgida hace apenas cuatro meses pero, al decir de Chuchi, su líder, dispuesta a “pegarse” desde ya.

En resumen, y sin abusar del reducido espacio, durante un mes la calle de Santa Rita fue destino, nunca transitorio paso. Por eso y mucho más valió la pena disfrutarlo.

Deja un comentario