POR VENTURA DE JESÚS (TOMADO DE FACEBOOK)
Una expresión de orgullo ilumina el rostro de Andy Cruz cuando le hablan de su madre Vivian. Es lo más grande para mí, dice sin vacilar al referirse a ella.
Vivian estaba hospitalizada cuando su hijo discutió el cetro ante el estadounidense Keyshawn Davis, a quien venció 5-0, único título de Cuba en el reciente Campeonato Mundial de Boxeo, celebrado en Ekaterimburgo, Rusia.
“Quiso que me lo ocultaran, pensó que la noticia podía desconcentrarme y restarme ímpetu en el ring. Y me alegro, porque ella es mi mayor inspiración, mi todo”.
Vestido de joven común y corriente se le ha visto a Andy Cruz por estos días en la ciudad de Matanzas. Un muchacho afectuoso, de muy buen carácter, dispuesto a saludar a todo el mundo.
Este sábado en la mañana coincidimos en un lugar cercano al céntrico Parque de La Libertad. Iba acompañado de su novia Patricia, a quien conoció en el mes de enero en la Marcha de las Antorchas, según confiesa sonriente y presumido.
La oportunidad resultó ideal para procurar algunas impresiones de quien es considerado merecidamente como el mejor boxeador cubano de la actualidad.
-Como en los Panamericanos de Lima, fuiste nuevamente a la final ante el estadounidense Keyshawn Davis, quien esta vez varió su plan táctico. ¿Te planteó algún problema ese cambio?
-Es un buen boxeador, con amplio accionar técnico, y muy inteligente, algo que es muy importante en el ring. Esta vez se cuidó más, quizás demasiado conservador, y eso me favoreció. Ahora mismo creo que es uno de los más exigentes del mundo en el peso ligero welter (63 kg).
Las derrotas en su carrera boxística pueden contarse con los dedos de una mano, y en los últimos cuatro años Andy solo cedió ante Sofiane Oumiha, subtitular olímpico en la división inmediata inferior.
-¿Qué pasó con el francés?
-Fue un tope bilateral. Una pelea que en la vida real no me vi perder, tal vez ni siquiera fue un pleito oficial porque todos los jueces eran de allí. Pero bueno, lo cierto es que sucedió.
-¿Boxeador cubano ya retirado con el que más simpatizas?
-Han existido muchos y muy buenos en todas las épocas. De niño me gustaban los combates de Mario kindelán, por su técnica y limpieza. También me impresionaban el gran Teófilo Stevenson, y Adolfo Horta, un boxeador que disfrutaba en el ring, con una velocidad y movimientos increíbles.
–¿Cuál es, en tu caso, la mejor estrategia en una pelea?
-Mi mejor estrategia es la mente, No se trata de dominar todos los golpes del boxeo y desplazarse bien, lo determinante es saber en qué momento hacer las cosas.
-La riposta es mi arma favorita. Cuando haces fallar a tu rival y tú logras conectar se ve claramente la ventaja. Ahora bien, uno no es juez, por eso cada segundo sobre el ring tienes que tratar de convencer y conectar más golpes que tu rival.
-¿Qué viene en lo adelante?
-El clasificatorio olímpico en Argentina, en unos meses. Allí estarán los mejores de cada división buscando ganar el boleto para Tokio 2020.
–¿Cómo ves la medalla de oro olímpica?
–El Mundial fue un medidor esencial, la medalla de oro olímpica simplemente no puedo dejar que me la quiten, es como lo veo. El reto está en seguir entrenando fuerte para mantener mi velocidad de manos y piernas, sobre todo las piernas, pues son las que me ayudan a desconcentrar a los contrarios.
-¿A quién le dedicarías ese título?
-A mi pueblo, a la dirección de mi país por darme la posibilidad de lograr mi sueño, de hacer lo que me gusta, a mi pueblecito de Alacranes que ha seguido mis pasos desde pequeño, a mi familia y especialmente a mi mamá, mi mejor y más exigente entrenador. Siempre están en mi mente cuando estoy encima del cuadrilátero.
-Bueno, ¿y cómo se te ocurrió lo del bailecito al saberte campeón?
-De pequeño lo hacía, es algo que le causa gracia a la gente, pero ya de mayor me daba un poco de pena. Lo retomé de nuevo en 2017 en Hamburgo, en el Mundial.
-Pero siempre bailas reggaetton, ¿por qué no un guaguancó o una rumba? Después de todo tú naciste en el perímetro de Unión de Reyes, tierra de Malanga, el rumbero mayor?
-Siempre tiro un pasillito distinto, pero no había pensado en eso, lo voy a tener en cuenta para Tokio.
-¿No has tenido tentación por pelear en el boxeo profesional?
-Cuando gané el campeonato mundial de Hamburgo, se acercaron a mí y me propusieron firmar un contrato para entrar en ese mundo. Pero imagínate, qué le digo yo después a mi pueblo, a la gente de Alacranes…
-Y si me atreviera, estoy seguro que mi mamá es capaz de coger un avión y traerme arrastrado por una oreja.
Matanzas, Varadero y más... 